sábado, 2 de junio de 2007

de sabines... "Otra Carta"


solo fragmentos de éste maravilloso poema

era una tarde de universidad cuando yo, regrese a tu casa y te llene de post it, con este poema de amor
un rompecabezas, versiculos de la biblia, todo mi amor inocente de ti...
y jaime el oso.
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"Otra Carta"

Siempre estas a mi lado y yo te lo agradezco.
Cuando la cólera me muerde, o cuando estoy triste
-untado con el bálsamo de la tristeza como para morirme-
Apareces distante, intocable, junto a mi.
Me miras como a un niño y se me olvida todo
y ya sólo te quiero alegre, dolorosamente.

(...)
Te conozco, estás siempre a mi lado más que yo mismo.

¿Qué puedo darte sino el cielo?

Recuerdo que los poetas han llamado a la luna con mil nombres
-medalla, ojo de Dios, globo de plata,moneda de miel, mujer, gota de aire-
pero la luna está en el cielo y sólo es luna,inagotable, milagrosa como tú.

Yo quiero llorar a veces furiosamente por no sé qué,
por algo,
porque no es posible poseerte,
poseer nada, dejar de estar solo.

Con la alegría que da hacer un poema,
o con la ternura que en las manos de los abuelos tiembla,
te aproximas a mí y me construyes en la balanza de tus ojos,
en la fórmula mágica de tus manos.

Un médico me ha dicho que tengo el corazón de gota
-alargado como una gota- y yo lo creo
porque me siento como una gruta en que perpetuamente cae,
se regenera y cae perpetuamente.
(...)

Mi muerte flota sobre ambos
y tú me extraes de ella como el agua de un pozo,
agua para la sed de Dios que soy entonces,
agua para el incendio de Dios que alimento.

Cuando la hora vacía sobreviene
sabes pasar tus dedos como un ungüento,
posarlos en los ojos emplumados,
reír con la yema de tus dedos.

¿Qué puedo darte ya, sino la tierra?
Sembrando en el estiércol de los días miro crecer mi amor,
como los árboles a que nadie ha trepado y cuya sombra seca la yerba,
y da fiebre al hombre.

(...)
y tu piedad me usa a todas horas
y me quieres a mí, y yo soy entonces
como un hijo nuestro largamente deseado.

Quisiera hablar de ti a todas horas,
en un congreso de sordos,
enseñar tu retrato a todos los ciegos que encuentre,
quiero darte a nadie para que vuelvas a mí sin haberte ido.

(...)
¡Qué nostalgia de ti cuando no estás ausente!

(Te invito a comer uvas esta tarde, o tomar café, si llueve,
y a estar juntos siempre, siempre, hasta la noche.)


Jaime Sabines
poeta Mexicano
(fragmentos)

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