sábado, 22 de febrero de 2014

Te estaba esperando tu cuarto, tu casa...



Los pajaritos que no se sabe de dónde vienen,
pero cantan a media obscuridad, anunciando la mañana.
La cortina que nos indicaba que ya te habías levantado.
La puerta, tus medicinas, las pilas de tu aparato para el oído.
La colonia samborns, el pañuelo,
Tu cama impecablemente tendida por ti!

Te estaba esperando tu virgen y las veladoras que no sé prender,
Las flores de plástico, tus trapitos.

Te esperaba tu panqué con pasas en el cajón.
Tu silla en la mesa, que te hacía mirar hacia la puerta, para distinguir si alguien tocaba,
Te esperaba en el mueble un balde con tomates, una cebolla, ajos, chiles,
Algunos plátanos,
Te espera tu estufa, el botecito de sal...

Te esperaba el lavadero, y su jabón reseco,
Las cosas del refrigerador.
Una jarra amarilla en el gabinete,
Tu escoba y el agua que dejaste lista en una olla verde...

Te estaba esperando el sillón viejo de todos los días,
donde dejaste tu forma a través de los años,
tu cajita de cartón, tus estampitas, tu libro de rezos, tu rosario,
el sol que disfrutabas de las tardes...

Te seguía esperando la señora que te lava la ropa a mano y que ayer pregunto por ti,
 la que vende el pan de pueblo y va venir en un rato y no sabe...
Te va estar esperando la ollita de los domingos con tu pancita.

Te están esperando todavía los gatos que van a tu cuarto a buscarte,
tus plantas que nadie ha regado.

El mueble blanco, el cómodo azul,  tu jabón maja en el baño.

Te esperaba la vecina de la vuelta que te venía a ver y te organizó un rosario y cantó frente a tu cuerpo,
tus amigos,  aledaños que llevaron flores y lloraron de verdadero dolor al compartir lo buena y compartida que eras,
tu sobrina Martha que nunca te olvidó visitándote con su ejército de niños varias veces por año.
Te esperaba tu ahijado Chavo, para el que también fuiste su segunda madre
y que ayer te hizo un cruz bajo tu cama con pétalos de rosas blancas.
Te esperábamos nosotros también en casa.

Todavía inconcientes te seguimos esperando...aunque ya estás aquí en tus cenizas, seguimos esperando tu perdón de no ser la familia que alguien como tu necesitaba y merecía!

Te espera éste silencio que añora tus sonidos de movimientos diarios, tus preguntas insistentes,
nuestros nombres gritados bajo la escalera.

Cada mañana, cada tarde, cada noche en que te hacías presente, tus bendiciones al salir y regresar...seguirán esperando nuestros oídos escuchar tu voz...

Y yo particularmente yo… "Agüe", yo que nunca fui tu consentida,  
ni siquiera la segunda en tu lista de aprecios…yo ...sin embargo...
Te seguiré esperando y te seguirán extrañando
cada día de lo que me resta de vida, mis ojos, mis oídos y mis brazos!

martes, 11 de febrero de 2014